Te movías al son de océanos de agua cristalina; yo te observaba con la mirada de quien bajo un asombro temporal, atisbaba un final alejado de la felicidad esperada.
Mi perplejidad aumentaba al ritmo de tus giros espontáneos mientras tu vestido marrón no paraba de girar y girar al son de una fuerza que no siendo natural, debiera serlo aunque ello significara arrastrarte a los abismos del olvido.
No bastaron mis ánimos silenciosos, ni más lluvias sin la fuerza de un ciclón. Impertérrita, seguiste flotando en aquel maldito inodoro que pide a gritos ser desechado por permitir que una inmundicia como tú se ría de un incauto como yo mientras en tu mundo sigues dando vueltas y vueltas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias